Sobre lo insoportable de estar a solas con tu mente
Hace casi 10 años el psicólogo social Timothy Wilson descubrió, luego de muchos estudios, que las personas evitaban pensar. Pero lo más inquietante es que no sólo lo evitaban, sino que hasta preferían autoadministrarse descargas eléctricas a estar a solas con sus mentes.
Una de las pruebas consistía en pasar entre 6 y 15 minutos sin absolutamente ninguna distracción, solo podían pensar, y lo único que se tenía a mano era un botón que al presionarlo otorgaba una descarga eléctrica al sujeto. El investigador descubrió qué muchos de los participantes de la prueba preferían presionar el botón y recibir una descarga eléctrica antes que quedarse a solas con sus pensamientos.
El alejamiento de uno mismo
En el marco de esta investigación y de los sorprendentes resultados que arrojó, puede explicarse el furor que han cobrado las redes sociales y las plataformas de entretenimiento como TikTok, YouTube, Kwaii, etc. Porque proporcionan un alejamiento de nosotros mismos que parece ser necesario para muchas personas.
Eso sin mencionar que comúnmente desde muy pequeños somos llamados a “pensar en lo que hicimos” cuando hemos sido autores de alguna travesura. Haciendo el pensamiento un castigo.
No resulta difícil imaginar entonces por qué con frecuencia nos encontramos con problemáticas personales e interpersonales, que nos suceden una y otra vez como si estuviéramos metidos en un bucle del que no podemos salir. Evitamos los momentos de reflexión, evitamos pensar en nuestros propios errores, evitamos también reflexionar sobre las cosas que nos van sucediendo a lo largo de nuestra vida. Evitando de esta manera hacernos cargo de la responsabilidad que tenemos en lo que nos sucede.
Hombres VS Mujeres
En el estudio de Wilson uno de los resultados más notables fue que los hombres en un 67% presionaron más veces (un promedio de 7) el botón de la descarga eléctrica que las mujeres (25%). Esto sugiere de alguna manera que en el caso del hombre existiría una tendencia a preferir lo dado desde el exterior que enfrentar sus propios pensamientos o el mismo aburrimiento; mientras que la mujer parecería tener una mejor predisposición para encontrarse con sus propios pensamientos e incluso una mejor gestión del aburrimiento.
¿Por qué nos cuesta tanto pensar?
Ahora bien, ¿por qué es que nos cuesta tanto pensar? ¿por qué nos cuesta tanto conocer nuestros pensamientos? Por lo general muchas personas cuándo se entregan a la tarea de pensar, su mente se ve invadida por situaciones desagradables, recuerdos dolorosos, miedos inhabilitantes, etc. Es importante como dijimos en otros espacios dedicar tiempo a la reflexión, puesto que la reflexión, el pensamiento, nos permite encontrarnos a nosotros mismos, conocernos, reconocernos, valorarnos, y en definitiva amarnos Algo absolutamente necesario a la hora de establecer los vínculos y darnos a conocer al otro.
Por esto resulta vital aprender a gestionar nuestros pensamientos, aprender a regularlos, seleccionarlos, fundamentalmente racionalizarlos, cuestionarlos: ¿por qué estoy pensando esto? ¿por qué me asustó a tal cosa? ¿por qué otra vez cometí el mismo error? ¿por qué me duele tanto?
Y por supuesto todos estos ejercicios, estos acercamientos a nuestros pensamientos, deben iniciarse desde muy pequeños. Debemos trabajar con los niños para que sean capaces de aprender a pensar de una manera sana, sin temores, sin miedos. Lejos de la asociación del pensamiento con el castigo. Aprendiendo a regular sus ideas, sus pensamientos, sus reflexiones. Para que, de esta forma, no se vean tan llamados a perderse el caudal de opciones que la tecnología brinda para evadirse.
Aprende a conocerte
Debemos aceptar que nosotros no somos simplemente “lo de afuera”, somos principalmente lo que llevamos dentro y es necesario que aprendamos a conocernos (e incluso mejorar) internamente. Y como somos grandes, y nos cuesta tanto, el mejor ejercicio que podemos hacer es tomarnos apenas un minuto en cualquier momento del día y ponernos a pensar en lo que nos ha pasado hasta ese minuto. Buscar, por ejemplo, qué fue lo más lindo que nos pasó en el día hasta ese minuto, o qué fue lo más feo que nos pasó en el día hasta este minuto. Incluso en ese momento de reflexión, podemos también pensar qué aprendimos hasta ese minuto en ese día.
Como siempre sostenemos en todos nuestros tópicos, es muy importante ser capaces de reflexionar porque ahí, en la reflexión, es donde podemos aprender a regular nuestras emociones, podemos aprender también a conocernos, podemos aprender de nuestros propios errores, proyectarnos hacia el futuro. Por lo tanto, a ese minuto que nos vamos a regalar cada día, tendremos que sacarle todo el provecho posible.
Seguramente, con el tiempo estar a solas con nuestra mente no va a ser una tortura sino un verdadero recreo.

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