Sobre la autoestima

 Sobre la autoestima

 Sobre la autoestima

Autoestima es una palabra muy común hoy en día y un concepto muy importante en psicología. Etimológicamente está compuesta por el prefijo “auto” (αυτος) que proviene del griego y significa “por sí mismo” y por el vocablo latín “estima” (aestimar) que significa “valorar”. Con esto podemos pensar que la autoestima no se refiere al “quererse a uno mismo” sino a la valoración que cada uno tiene de sí mismo.

Esta valoración que hacemos de nosotros, incluye nuestros éxitos, nuestros fracasos, nuestros deseos, y también incluye todo lo que viene del otro, lo que ve el otro en nosotros, lo que piensa el otro. Todas estas cosas constituyen la imagen inconsciente del cuerpo, con la que se vincula íntimamente la autoestima.

Esta imagen se va a construir desde muy pequeños, a partir de las primeras experiencias del recién nacido.  A lo largo de la vida del niño, la forma en que se le trate y se le aloje en los diferentes vínculos, es algo que también afectará la valoración que ese niño tenga de sí mismo.

Es por esto que resulta muy importante la valoración positiva, tanto en la casa como en la escuela. El niño necesita vivir los errores como instancias de aprendizaje, no como frustraciones y burlas. El trabajo en la progresividad de la autonomía y la independencia del niño es otro pilar para el desarrollo de una autoestima saludable. Un niño al que sus padres le hacen todo, por ejemplo: le cortan la comida (aún estando en edad de hacerlo solo) porque de hacerlo él podría lastimarse; construye la idea de “yo no soy capaz de cortar mi comida”.

A veces, pedir a un niño que junte los juguetes y esperar que lo haga lleva mucho más tiempo que hacerlo uno mismo, y todos sabemos que el tiempo apremia. Lo que con frecuencia perdemos de vista es que a la larga, estas cosas que uno hace por el pequeño, se convierten en valoraciones que él hace de sí mismo “yo no lo hago bien”. Y cuantas más cosas el adulto haga por el niño, más cosas serán las que el niño “no haga bien” y es muy probable que de adulto sea una persona que piense “no hago nada bien”.

Este tipo de expresiones, a nivel psíquico tienen un costo muy alto y condicionante. Apoyado en su propia espontaneidad, el niño podrá ir abriéndose paso en la vida en esas áreas en que se siente seguro. Dejando de lado las no hace bien, para evitar frustraciones. Porque es muy común que alguien que se considera a sí mismo como incapaz de hacer algo bien, difícilmente se esfuerce en intentarlo, si de todas formas lo va a hacer mal.

Por otro lado, un niño que ha sido siempre valorado positivamente, a quien se le ha dado tiempo para desarrollar sus capacidades, su autonomía, su independencia, a quien se lo ha educado en la toma de decisiones (por supuesto, acordes a la edad) será una persona que afronte desafíos desde la superación personal, capaz de reconocer que no hace todo bien, pero que puede aprender a hacerlo mejor, ya que los errores en lugar de ser frustraciones, son aprendizajes. La valoración que tenemos de nosotros mismos, viene con nosotros desde los primeros tiempos, construyéndose ladrillo a ladrillo con la suma de las experiencias vividas, y es por eso que cuesta tanto revertirlo. Pero no es imposible. Así como se ha construido, deconstruirla nos permitirá revisar en qué se basa o de dónde proviene cada una de las afirmaciones que hacemos sobre nosotros mismos. ¿De dónde viene que no puedo hacer nada bien? ¿quién dijo que no soy capaz?

¿Te ha gustado? Recibe las notificaciones directamente en tu email o en tu móvil:

Suscríbete a las Novedades del Blog

Recíbelas gratis en tu email

Y también en Facebook

 

Benicio
Últimas entradas de Benicio (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *