Las dificultades de la atención en el aula
Hoy en día uno de los desafíos más grandes que encuentran los docentes es capturar la atención de los niños. Es cierto que el sistema educativo tradicional hace agua por todos lados. Es cierto también que las nuevas tecnologías proporcionan una nueva instancia en la adquisición de información, poniendo a los libros y la pizarra en franca obsolescencia. Y, si tenemos en cuenta que el dispositivo está diseñado para los libros y la pizarra, pues más complicada aún se pone la cosa.
El docente pide investigar, y el niño le pregunta a Google. Y si a eso le sumamos los avances en Inteligencia Artificial, encontramos que poco a poco las tareas demandan menos trabajo, menos atención y menos tiempo. Entonces ante este panorama, pretender que los chicos se mantengan sentados en el aula prestando atención puede llegar a ser una tarea titánica.
La necesidad de innovarse en las aulas
Esta dificultad para concentrarse en las tareas escolares, muchas veces es diagnosticada como Trastorno de Déficit de Atención, pero es necesario comprender que en la actualidad, la incidencia de las pantallas es tal, que gran parte de los niños (y los no tan niños también) presentan dificultades para concentrarse en el aula. Por supuesto que esto exige al docente innovar permanentemente desarrollando estrategias atractivas que logren incentivar a los chicos, y muchos docentes no están a la altura.
La escuela tradicional se sigue imponiendo de maneras casi violentas, impidiendo a los niños y adolescentes desarrollar todas sus potencialidades. En algún momento habremos de trabajar en esto y pensar una nueva forma de educar, más acorde a los tiempos que corren y a los desafíos que los chicos deberán afrontar. Pero por ahora vamos a presentar una herramienta que ofrecen las terapias de tercera ola y que trabajándose adecuadamente puede ayudar a gestionar mejor la atención, el estrés y las emociones en el dispositivo áulico.
Las terapias de la tercera ola
Terapias de tercera ola son un grupo de abordajes conductuales, relativamente nuevos, ya que comenzaron a surgir en los últimos veinte años aproximadamente, y que se enfocan en la aplicación de técnicas que apuntan a disminuir el sufrimiento mediante el cambio en la forma en la que el pensamiento es sentido, regulado, experienciado. Entre estos nuevos enfoques encontramos el “MindFulness”. Para quienes aún no conocen el término se puede definir como la percepción del cuerpo, la mente, y el entorno en este momento y en este lugar. Su traducción podría ser Atención Plena y hace referencia a estar plenamente consciente (atento) de todo lo que sucede en el momento actual.
¿Qué se necesita para trabajar con este tipo de técnicas?
Ahora bien, ¿cómo es posible trabajar con este tipo de técnicas en la escuela? Naturalmente es necesario que el docente conozca la técnica o bien que alguna persona idónea lleve adelante la tarea. Es conveniente aprovechar, para implementarlo, después de la actividad física, después de un recreo, para que al regresar al aula los niños encuentren la calma. Bastarían tan solo quince minutos diarios, para obtener resultados positivos.
Como decíamos, se trata de ser conscientes de su propio cuerpo, de la mente y del entorno. Y, aunque suene sencillo, no lo es a la hora de implementarlo con los niños. Por eso se requiere que el que lleve a cabo la propuesta sea una persona instruida en el área y la práctica de mindfulness, pero fundamentalmente que sepa desarrollar actividades para incentivar a los niños.
Con los más pequeños
Con los más pequeños se puede experienciar a partir de los sentidos. Por ejemplo:
- con actividades enfocadas al tacto podría sugerirse una actividad de reconocimiento de manos. En esta actividad los niños realizarán movimientos con las manos observando y sintiendo las diferencias, tocando sus dedos, sus distintas partes, incluso puede también hacerlo con el compañero de al lado, para percibir lo diferente que es cuando se toca otra mano o cuando otra mano toca la nuestra. Esta actividad puede hacerse también con objetos especialmente diseñados para el trabajo de texturas.
- Puede también realizarse alguna actividad respecto al gusto, en la cual se escoge un alimento (galletita, fruta, etc) y se lo observa, se lo toca, se lo come y siempre se va trabajando respecto de cada sensación percibida. También se puede trabajar el sentido del oído mediante algún sonido como una campana, un triángulo, una flauta… concentrándose en detalles como intensidad, duración, emoción que provoca, lugar del que proviene, etc.
Con los chicos más grandes
Los ejercicios se orientan hacia la apercepción. Pueden trabajarse técnicas de respiración, enfocándose en las diferentes formas de hacerlo y en cómo se percibe el cuerpo en cada una de ellas. También podría emplearse algún recurso como frases conocidas o poesías donde la idea es que los jóvenes se concentren en las imágenes sensoriales que las frases proporcionan.
En estas actividades a medida que se van practicando se pueden ir agregando diferentes variaciones, pequeñas, sutiles, como por ejemplo pasar de la mano propia en un día a la mano del compañero al día siguiente. De esta manera, vamos logrando un ejercicio cada vez más sólido que enriquezca la experiencia.
La utilidad de estas prácticas
Cuando este tipo de prácticas se vuelven habituales, se pueden emplear en casos de conflicto para una adecuada gestión de las emociones, o bien en minutos previos a un exámen para aligerar las tensiones, cuando los niños se encuentran demasiado alborotados para que logren recuperar la calma y así conectar con la siguiente clase, etc. Y los resultados son tan amplios y tan positivos la mayoría de las veces que sin lugar a dudas el mindfulness es una técnica muy útil en el ámbito educativo. Y ya que disponemos de ella lo mejor es sacarle el máximo provecho.
Para cerrar vamos a agregar, que aquellos papás y mamás que practican mindfulness y lo aplican en casa con sus niños suelen tener también muy buenos resultados en la gestión de las emociones, la concentración y la disminución del estrés.
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