Sobre el lenguaje inclusivo

Sobre el lenguaje inclusivo

Sobre el lenguaje inclusivo

En una universidad, una docente frente a la clase explicaba el tema en cuestión y lo hacía utilizando lo que ella consideraba que era lenguaje inclusivo. Al finalizar la exposición da lugar a las preguntas. 

Un alumno, adulto ya, levanta la mano y pregunta “¿podría hablar sin el barbijo?”. La docente le responde que son normas de seguridad que se corresponden con el protocolo implementado por la institución. El alumno le dice “La institución dice manifestarse en lenguaje inclusivo, sin embargo a mí no me permite grabar las clases, ni a usted quitarse el barbijo para que yo pueda leer sus labios. Siendo yo hipoacúsico, ¿de qué manera me están incluyendo?”

Hoy en día se habla mucho “en lenguaje inclusivo”; ya sea en escuelas, en establecimientos públicos, en televisión, en las universidades, etc. Siempre se está, de alguna manera, difundiendo la necesidad de utilizar estos nuevos modismos para que todos por igual se sientan parte de la sociedad, se sientan incluidos. A tales efectos, lo que se busca es erradicar las formas de género binario (masculino-femenino) de aquellas palabras que se diferencian por género: por ejemplo, chico-chica; reemplazándolas por expresiones casi imposibles de pronunciar como chicx, chic@, o chique. Por supuesto, quienes defienden esta movida, sostienen que de esta manera (chique) todos los chicos y chicas (sean binarios o no) se sienten incluidos por el lenguaje, pero ¿qué es el lenguaje?

El lenguaje es un conjunto de signos cuya combinación permite la simbolización de objetos ideas sentimientos estructurados de acuerdo a una convención de la comunidad lingüística local. El lenguaje es en sí una herramienta qué usamos para comunicarnos, tal y como un martillo sirve para clavar un clavo. 

Sin embargo el martillo empuñado por la mano de un asesino puede ser convertido en un arma, sin que esto sea culpa del martillo; sin que esto implique una necesidad de modificar el martillo. En cuanto al lenguaje pasa lo mismo, es una herramienta y en manos de personas dañinas el lenguaje puede convertirse en un arma, pero esto no implica que haya que modificar el lenguaje.

En la web de las Naciones Unidas podemos encontrar algo como esto “emplear un lenguaje inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la igualdad de género y combatir los prejuicios de género”. Pensar que agregar una “e” o una “x” en una palabra para abarcar todos los géneros posibles, es sinónimo de no tener prejuicios, pareciera ser una postura un poco ingenua.

Y es que los prejuicios no están en el lenguaje, sino en quienes lo utilizamos. Una persona libre de prejuicios habla naturalmente con otra más allá de las inclinaciones sexuales o identidades de género de cada una. Porque la inclusión del otro no está dada por la forma en que se expresa el género (amigo, amiga, amigx, amigue), la inclusión viene de la mano del reconocimiento del otro, cuando existe el reconocimiento mutuo libre de prejuicios, no hay necesidad de modificar nada porque todo es perfecto.

Si hemos de ser inclusivos, así como desde las Naciones Unidas se pondera el “lenguaje inclusivo” debería también, por ejemplo, sugerirse que en las escuelas se enseñe lenguaje de señas, en paralelo con el inglés. O bien que los profesionales que entablan conversaciones con personas ajenas a la profesión sean capaces de hacerse entender, sin tecnicismos y siendo claros. 

El verdadero lenguaje inclusivo es aquel que se habla desde el respeto, el reconocimiento, el amor. El que se habla con cualquier persona y del cual resulta el entendimiento de las partes intervinientes. El verdadero lenguaje inclusivo es el que no tiene prejuicios, no el que no tiene géneros.

Abogar por el reemplazo de fonemas en lugar de hacerlo por la eliminación de los prejuicios es el camino erróneo. En la batalla por la inclusión (inclusión en todas sus aristas, no solo respecto de la identidad de género) la única forma de alcanzar la victoria es a través del reconocimiento, la apertura y la información.

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