La noche
por Gabriela Mistral
Por que duermas, hijo mío,
el ocaso no arde más:
no hay más brillo que el rocío,
más blancura que mi faz.
Por que duermas, hijo mío,
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nada existe sino yo.
Se anegó de niebla el llano.
Se encogió el suspiro azul.
Se ha posado como mano
sobre el mundo la quietud.
Yo no sólo fui meciendo
a mi niño en mi cantar:
a la Tierra iba durmiendo
el vaivén del acunar…

Únete a nuestro canal en Telegram y no te pierdas nada
Últimas entradas de Benicio (ver todo)
- El perro del conquistador - junio 13, 2025
- Amigos - junio 9, 2025
- Adolescentes y relaciones: Claves para acompañarlos con empatía y claridad - junio 4, 2025