Los amantes de Teruel
Esta es una historia que data del siglo XIII en España. Sucedió en la ciudad de Teruel. Según cuentan un mercader muy rico tenía una hija muy hermosa que se llamaba Isabel. Un día paseando con su padre por el mercado, la niña conoció a Juan y se enamoraron profundamente.
Juan era un muchacho humilde pero muy honesto, quería a Isabel con su corazón y creció junto a ella acunando el deseo de hacerla a su esposa. cuando llegó a la edad correspondiente, El joven Le manifestó a su amada sus intenciones, y ella respondió que deseaba Exactamente lo mismo. pero puso como condición que sus padres debían aprobar la unión.
Juan estaba muy nervioso. Se presentó ante la familia de Isabel, pero como no poseía riqueza alguna, a pesar de ser un joven honesto y trabajador, el mercader no dio su consentimiento porque el muchacho no tenía dinero. Entonces Juan le dijo a la doncella que lo esperara que en 5 años regresaría con una fortuna suficiente para que su padre le concediera su mano el matrimonio. Y la joven Isabel prometió esperarlo
Sin embargo, el viejo mercader no se lo puso fácil. Cada vez que podía, presionaba a la muchacha para que contrajera matrimonio. Ella, para proporcionarle el tiempo necesario a Juan, le dijo a su padre que había tomado voto de pureza hasta los 20 años. De esa manera, y por un tiempo, su padre no volvió a insistir y la joven seguía esperando a su amado Juan.
Llegados los veinte años -y habiendo pasado ya el tiempo que Juan había pedido- el padre de Isabel le planteó que era hora de casarse, puesto que la joven era perfectamente capaz de regir su propia casa. Ella pensó un momento, llevaba cinco años sin saber de su amado, el plazo había vencido, y lo más probable es que estuviera muerto. Así que, sin argumentos para rechazar la propuesta de su padre, la muchacha decidió aceptar. Satisfecho, el hombre sin demoras organizó la boda con un hombre muy rico de la comunidad.
Finalmente, y contra todo pronóstico, luego de pasar cinco años en la guerra de la Reconquista, y tras numerosos contratiempos, Juan regresó a Teruel para descubrir que Isabel se estaba casando con otro.
Juan estaba destrozado, esa misma noche logró colarse en la casa de los recién casados, y en la habitación donde los esposos dormían. despertó suavemente a Isabel y en un susurro le rogó:
– Bésame, que me muero
Ella se excusó alegando que ahora estaba casada con otro hombre y que no podía traicionar a su esposo. Pero Juan insistió.
– Bésame, que me muero
Ella volvió a negarse y él cayó muerto junto a la cama..
Isabel despertó a su esposo y le relató lo sucedido y ambos decidieron llevar el cuerpo de Juan a casa de su familia. Dentro de la joven comenzaba a crecer con fuerza la idea de que Juan había hecho mucho por ella y ella no fue capaz de darle un beso, y por esto él había muerto. se prometió a sí misma que antes de enterrarlo lo besaría.

En el funeral la joven entró en la iglesia se inclinó sobre el ataúd descubrió su rostro ya frío y muy diferente al que ella recordaba con amor, y lo besó. Tan cargada de sentimiento estaba Isabel, que en ese mismo momento murió junto a él. Poco después su esposo relató lo sucedido, y ambas familias acordaron enterrarlos juntos. Con el tiempo la historia se fue transmitiendo de boca a boca e Incluso se hicieron obras de teatro contando lo sucedido. El nombre de Juan se ha perdido en la historia y por eso se los suele mencionar como la historia de amor de Diego Marcilla e Isabel de Segura. Pero todos saben que ellos son Los amantes de Teruel.

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