En la soledad
Versos extraídos de
Las mil y una Noches
En la soledad me acompaña
el recuerdo del amado,
alejando de mí la tristeza.
Sólo dispongo de las lágrimas de mis ojos,
las cuales, cuando desbordan, aligeran mis suspiros.
Mi amor es enorme;
no hay otro que se le pueda comparar.
Mi caso, en pasión y desvarío,
es prodigioso:
Paso las noches
con los párpados abiertos,
sin dormir.
Lleno de deseo
fluctúo entre el fuego y el paraíso.
Había tenido la bella paciencia
pero la he perdido.
El amor sólo me ha sometido a pruebas.
Mi cuerpo ha enflaquecido
por el dolor de la separación.
Las ansias han cambiado mi forma y mi aspecto:
las lágrimas me han causado
llagas en los párpados
y ya no puedo dominarlas.
Mis fuerzas han decrecido,
he perdido el corazón,
¡cuántos dolores he sufrido, el uno del otro en pos!
Mi corazón y mi cabeza
se asemejan por las canas
a causa de una mujer hermosa,
la más hermosa de las mujeres.
Contra su voluntad nos separaron
cuando ella sólo ansiaba encontrarme,
reunirse conmigo.
¡Ojalá supiera
si después de la separación
y del alejamiento
el destino me permitirá volver junto a mi amada!
El libro de la separación
¿será cerrado después de haber sido abierto?
¿La alegría de la reunión borrará mis penas?
¿Mi amada vivirá en la casa como mi comensal
y mis penas se transformarán en tranquilo goce?

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