Un día… Un beso
Antes de terminar el día quise dejar un beso en esa boca tan bella y tan adictiva que tiene. Con mi mano en su cintura la acerqué a mi cuerpo. Mirarla a los ojos, mirarme en ellos es la sensación más hermosa que he tenido.
Esa noche yo estaba particularmente sensibilizado. Tal vez porque habíamos estado trabajando en nuestra casa. Quizás porque el verla decorar y embellecer cada rincón, me hace sentir inmensamente feliz. Me llena de emoción. La dedicación con la que ella hace cada cosa y cuida cada detalle, es algo que toca profundamente mi alma. Descubrir en el portarretratos nuestra foto… ¡Dios!… ¿Cómo puedo explicar lo que sentí al verla?
Mi mano izquierda subió por su espalda, con cierta firmeza pero suavemente y la acerqué a mí. Mi mano derecha tomó su rostro y mi pulgar recorrió lentamente su boca. Me incliné hacia ella. Estaba tan lleno de amor por esa mujer, tan colmado de sentimientos. Cerré los ojos para verla y sentirla con todo mi cuerpo.
Mi boca cubrió sus labios. Sus labios se separaron y atraparon los míos. Sus brazos alrededor de mi cuerpo se cerraron acercándome más a ella. Mis manos bajaron por su cintura, sus caderas…se deslizaron a sus nalgas y la apretaron contra mi cuerpo.
No la solté, y ella no me soltaba. Nuestras bocas no se separaban, se penetraban, se invadían, se llenaban la una de la otra. Su lengua enlazada con la mía, su aliento se mezclaba con el mío. Mi cuerpo entero la llamaba. Su pecho y el mío se fundieron y los límites poco a poco desaparecieron.
¡La amo tanto!
Poco a poco recuperé el aliento y apenas me alejé de su rostro, para mirarla y volvimos a unirnos con una mirada. A enlazarnos en una sonrisa.
Ella es el amor de mi vida

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