Sobre la empatía instrumental

Sobre la empatía instrumental

 Sobre la empatía instrumental

Por lo general la mayoría de nosotros hemos escuchado hablar de la empatía y de la importancia de tener empatía para poder vincularnos de manera más sana. Entendemos la empatía como esa capacidad que tiene una persona para poder sentir lo que está sintiendo otra persona. Solemos decir que es ponerse en el lugar del otro, se trata de intentar percibir cómo uno viviría la situación que otro está viviendo desde lo psicológico, lo afectivo, lo emocional.

Sí bien la empatía es una habilidad que puede ir perfeccionándose y desarrollándose a lo largo de la vida,  no todas las personas son capaces de ser empáticas. Una de las características que se observan en algunos casos de trastornos de la personalidad del tipo narcisista, o con rasgos psicopáticos, es que carecen de empatía, es decir, que no tienen esta capacidad de poder ponerse en el lugar del otro, de poder vivenciar lo que el otro está sintiendo. 

No obstante, algunas investigaciones han arrojado resultados sorprendentes,  mostrando que estas personas poseen una forma diferente de empatía y para diferenciarla de la que acabamos de describir, los investigadores la han llamado empatía instrumental.  Se trata de una habilidad que poseen las personas con trastorno de personalidad que les permite poder leer e interpretar ciertas emociones y sentimientos en los otros pero no desde el entendimiento o desde el ponerse en su lugar, sino para poder hacer uso de esa información. Es una forma de captar las emociones del otro que se utiliza como herramienta, como instrumento, en algunos casos, para poder manipular a la otra persona.

Es bastante conocido que las personas con rasgos psicopáticos, por ejemplo, no son capaces de sentir las emociones del otro; sin embargo, aquellos que pueden desarrollar la empatía instrumental, pueden hacer creer a la otra persona que es comprendida, que es importante, aún si esto no está para nada ligado a la realidad. A estas personas no les interesan las emociones del otro, a menos que sea para obtener algún tipo de beneficio personal.

Por lo general estas personas con empatía instrumental tienden a ser muy sociables, aceptadas socialmente, muy encantadoras y manipuladoras. Pueden hacer creer a los demás qué los entienden cuando en realidad se trata de una mera manipulación, por eso es difícil reconocerlos hasta que uno cae víctima de su juego. Esto marca la relevancia que adquiere el poder identificar este tipo de conductas observando la relación que existe entre lo que estas personas dicen y lo que hacen. Puesto que suelen ser mentirosos, el montaje puede detectarse ya que al tratarse de una falsedad, de un engaño, es muy común que lo que dicen y lo que hacen no se correlacionen, incluso que se contrapongan. Por ejemplo, puede suceder que nos digan que están preocupados por nosotros, pero no hacen nada por hacernos sentir mejor, porque nuestro malestar les da placer, les sirve.

Las personas con rasgos psicopáticos abundan y están muy cerca de nosotros y a veces no nos damos cuenta porque resultan ser confiables, atentos, personas realmente cautivadoras. Aún así, con el trato frecuente y con la observación de sus conductas y sus dichos podemos ir pesquisando este tipo de  manejos, para no entrar en un vínculo enfermizo. 

Cuando la empatía es real, es esa habilidad de poder ponerse en el lugar del otro, la persona puede sentir lo que el otro siente: tristeza, felicidad, miedo, o lo que sea que la otra persona siente, uno lo siente en sí mismo. Ese tipo de empatía es la que nos permite comprender al otro, apoyarlo, ayudarlo, reconocerlo en su situación, en su estado anímico y emocional. Esa es la empatía que desde el amor nos habilita a “ver” a la otra persona y de alguna manera nos posibilita acompañarla a transitar el momento que está viviendo. La empatía real surge a través de un vínculo que se genera entre nosotros y la persona con la cual empatizamos y por lo general ambas partes se benefician ya sea compartiendo un buen momento o aligerando la carga de un momento no tan bueno.

La empatía instrumental, en cambio,  crea un vínculo del tipo parasitario, en el cual uno se beneficia del otro. No  hay un ida y vuelta, no hay un interés por el otro, no hay un reconocimiento del otro,  el otro es simplemente una especie de huésped que por el momento sirve a los efectos de obtener un beneficio personal, cuando está relación de beneficio se termina por cualquier razón, las personas con este tipo de empatía instrumental simplemente buscan un nuevo huésped. 

Salir de esta clase de relaciones no es fácil, porque para cuando nos damos cuenta, estamos demasiado parasitados. Por ello es que nos interesa resaltar la importancia de aprender a reconocer esta falsa empatía. O por lo menos, sabiendo que existe, vamos a tener más recaudos a la hora de confiar en aquellos que más nos encantan.

Referencias: 

American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana

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Benicio
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