Sobre la Distimia
La distimia es un trastorno psicológico que según algunos, podría compararse con una depresión leve, aunque presenta ciertas diferencias. Consiste fundamentalmente en una distorsión en la percepción de sí mismos y de la realidad y afecta a todas las áreas de la persona: emocional, conductual, cognitiva y somática. Por lo general este trastorno se manifiesta antes de los 21 años Aunque también puede aparecer más tarde.
Luego de la pandemia, del aislamiento y las numerosas restricciones que se habían impuesto y, al retornar poco a poco a la vida normal, muchos padres notaron en sus hijos que su comportamiento no volvía a ser el que era antes de la pandemia.
La distimia, entonces, es un trastorno del estado de ánimo pluricausal, es decir, que es ocasionado por diversas razones qué trabajan de manera sinérgica para llegar a manifestarse mediante el trastorno. Pueden ser causas bioquímicas, orgánicas, genéticas, afectivas, e incluso rasgos de personalidad.
En los niños, por ejemplo, y aunque no todos los casos son iguales, podemos observar que sus estados de ánimos son inestables pasando de la tristeza a la irritabilidad de un momento a otro y viceversa. Pueden presentar también trastornos de sueño, es decir, que duermen demasiado o que duermen poco, que les cuesta mucho dormirse o que se despiertan frecuentemente durante la noche. Esto ocasiona otra de las formas en que se evidencia la distimia, que es el que el niño se sienta agotado, cansado, sin ganas, precisamente por la falta de un descanso adecuado.
Otra de las características de este trastorno son los pensamientos negativos, los chicos ven todo mal, todo malo, incluso las cosas que solían gustarles, ya no les gustan o no las disfrutan y las situaciones se ven siempre de manera negativa.
En muchos casos los niños también suelen quejarse de dolores físicos o malestares. Finalmente, suelen tener baja autoestima y un concepto muy pobre de sí mismos. Esto los lleva a aislarse y a tener pocos amigos.
Se estima que el trastorno de distimia suele afectar a más del 5% de la población, en adultos, no siempre se diagnostica y a veces pasa simplemente como cansancio o desgano ocasionado por el estrés de la vida cotidiana. Sin embargo, cuando estamos ante un caso de distimia en los niños, son los padres quienes notan cambios en las conductas de sus hijos.
Por esto es importante que los padres, los cuidadores en realidad, presten atención a las conductas y actitudes de los niños y niñas, y ante cualquier cambio notorio, se consulte a un profesional para obtener un diagnóstico adecuado y acceder a un tratamiento.
Por otro lado también es importante recordar, en primer lugar, la influencia del entorno en el niño, dado que para llevar a cabo el tratamiento, es el grupo familiar quien tendrá la responsabilidad de afrontar los cambios que sean necesarios para garantizar el interés superior del niño. En segundo lugar, no hay que perder de vista la relevancia que tiene el campo emocional en los niños y la necesidad de aprender a regular sus emociones, a reconocerlas y a poder manifestarlas adecuadamente. Como dijimos anteriormente suele haber baja autoestima y un concepto bastante negativo de sí mismo en este trastorno, por lo cual es importante que quién está a cargo del pequeño sea capaz de demostrar su apoyo, su cariño incondicional, así como trabajar en el reforzamiento de su autoestima. Otra forma de tratar la distimia en los niños es la de ayudarlos a reconocer sus pensamientos negativos y conducirlos a qué puedan volverlos positivos.
Por supuesto, la guía profesional es un elemento imprescindible en estos casos, sin embargo, no se debe dejar de lado que nada es posible sin el compromiso amoroso del entorno. La paciencia y el amor en todo lo que hagamos por nuestros chicos, serán sin duda la medicina más adecuada.
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