Sobre el trastorno bipolar
Hoy en día, muchos de los conceptos de la psicología y la psiquiatría deambulan en el lenguaje cotidiano. Nos vamos encontrar en cualquier lugar que hay personas diciendo “no seas obsesiva” o “mi jefa está histérica”, “no estés paranoico”, “esa persona es bipolar” o bien “eres un psicópata”. Lo cierto es que todos estos conceptos son verdaderas problemáticas de salud mental, con lo cual, la forma en la que se utilizan vulgarmente no hace más que restarles el peso que en realidad conllevan para la persona que realmente lo padece.
Lo que NO es el trastorno bipolar
El trastorno bipolar se manifiesta mediante cambios en el estado de ánimo. El estado de ánimo, es la forma en que solemos estar emocionalmente, es una forma más bien sostenida en el tiempo que funciona como base sobre la que luego se inscribirán las diferentes emociones y sentimientos. Los cambios en el estado de ánimo suelen deberse a determinadas situaciones que tengamos que atravesar, es la regulación anímica la que va a permitirnos llevar adelante objetivos y proyectos, con la motivación adecuada, afrontar problemáticas y estresores, así como también dar respuestas a las demandas del ambiente en que nos desenvolvemos.
Pero esto no significa que estar contento y luego triste, o estar alegre y luego sin ganas de nada, sea trastorno bipolar. Podemos, por diversas circunstancias, tener tendencias a manifestar nuestras emociones de manera intensa, ya sea alegría, enojo, tristeza, etc. Podemos llegar a expresarlo, sí tenemos un mal día, de una manera poco adaptativa, sin que esto llegue a ser considerado como trastorno bipolar.
¿Qué es el trastorno bipolar?
Entonces, ¿qué es el trastorno bipolar? Con esta categoría diagnóstica se identifican las fluctuaciones drásticas de los estados anímicos. Es decir que hay un pasaje de un extremo al otro. De una sumatoria de síntomas asociados a la depresión (como por ejemplo: apatía, cansancio, desgano, trastornos del sueño y la alimentación, etc.) se pasa a una serie de conductas asociadas a la manía o hipomanía (por ejemplo: exceso de optimismo, derroche de dinero, trastornos de sueño y alimentación, consumo problemático de sustancias, exceso de trabajo, intolerancia y hasta violencia).
Este pasaje es alternante y en los casos más severos pueden llegar a requerir alguna forma de institucionalización. Entre estos períodos extremos se atraviesa una situación de cierta estabilidad en la que no se presentan síntomas y la persona vive y siente de manera natural.
La importancia del diagnóstico y el tratamiento
Sin embargo, en este trastorno, se observa una alteración en la regulación del estado de ánimo y las diferentes situaciones que se presentan pueden constituir un desencadenante de episodios extremos.
Si bien se ha identificado como una causa principal de este desorden el aspecto genético, no se puede dejar de considerar la relevancia del componente psicológico. Por esto, en el tratamiento se considera, por un lado, el abordaje médico psiquiátrico que, mediante la medicación, habilita una mejora en la regulación anímica.
Por otro lado, el abordaje psicológico apuntará a mejorar la calidad de vida del paciente en primer lugar, marcando la importancia obedecer estrictamente las pautas de la medicación recetada, y en segundo lugar, a partir de lograr una mejora sustancial en la gestión de estresores, prolongar la duración de las etapas intercrisis, y disminuir la cantidad y la intensidad de las crisis.
La importancia del acompañamiento
La familia y amigos, el entorno de quien sufre este trastorno es fundamental para el acompañamiento del paciente y por esta razón deben estar correctamente asesorados y deben ser conducidos adecuadamente respecto de la forma de actuar en cada uno de los momentos que se presenten, ya sean de crisis o estabilidad. Esto ayudará a prevenir y/o manejar las situaciones estresantes que podrían iniciar una crisis. Es importante también que el mismo paciente conozca su condición y aprenda a vivir con ella.
Como decíamos, es un desorden que puede alcanzar niveles de gravedad muy serios y amerita ser abordado adecuadamente. Las intervenciones que puedan realizarse siempre serán para incrementar las posibilidades de llevar a cabo su proyecto personal. Tanto los psicofármacos como la psicoeducación, son elementos sumamente importantes para mejorar la funcionalidad del paciente y prevenir las recaídas.
Síntomas del trastorno bipolar
Por lo general, las personas que padecen este trastorno, no conocen su problemática, y esto, asociado a la banalización que se hace cotidianamente de este cuadro, suele hacer mucho más difícil el acceso al tratamiento indicado. Por esta razón es tan importante concienciar respecto a la necesidad de un diagnóstico, para ésto, se buscarán determinados criterios:
Entre los signos de manía, se buscarán:
- Cambios drásticos de personalidad.
- Excitabilidad e Irritabilidad
- Exacerbada confianza en sí mismo
- Energía extrema
- Pensamiento grandioso/delirante
- Imprudencia, conductas de riesgo
- Trastornos de sueño: disminución de la necesidad de dormir (no es insomnio)
- Mayor locuacidad
- Pensamientos acelerados
- Dispersión
- Episodios psicóticos o rupturas con la realidad.
Entre los signos de depresión se pesquisarán:
- Estado de ánimo deprimido o irritable. Tristeza prolongada
- Pérdida de interés o placer en las cosas que antes se disfrutaban
- Trastornos alimenticios: pérdida o ganancia de peso marcada
- Trastorno de sueño: disminución o aumento de la necesidad de dormir.
- Inquietud, Letargo, Fatiga
- Sentimientos de desesperanza, impotencia, inutilidad
- Culpa excesiva o inapropiada
- Evitación de las responsabilidades
- Evita amigos y familiares
- Pensamiento turbio o indeciso
- Preocupación por la muerte, ideación suicida o intento de suicidio real
- Episodios psicóticos: rupturas con la realidad
Como esta afección se puede presentar de diversas maneras, es necesario que además de preciso, el diagnóstico sea temprano, posibilitando el acceso al tratamiento adecuado que brinde al paciente las herramientas necesarias para disminuir la afectación de sus actividades de la vida diaria y mejorar la calidad de vida. Si bien el trastorno bipolar es crónico, muchos pacientes viven muy bien con su diagnóstico y el tratamiento combinado (medicamentos y psicoterapias)

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