Sobre el compromiso
Hoy te amo, mañana no sé
En estos tiempos en que el mundo pareciera que se mueve mucho más rápido y que los cambios sucesivos van modificando permanentemente las formas de vinculación y fundamentalmente las de comunicación, pensar en comprometerse en una relación amorosa resulta casi impensable.
¿Cómo puedo comprometerme si no sé qué va a pasar mañana? El trabajo cambia, los ingresos cambian, las formas de ver la realidad cambian. ¿Es posible establecer un compromiso en un mundo que cambia vertiginosamente? ¿Por cuánto tiempo?
Los jóvenes de hoy, viven el amor de una manera más laxa, en medio de la liquidez en que se encuentran afectivamente, proliferan las relaciones ambiguas y sin compromisos. En su mayoría, ya no creen en el matrimonio como esa institución social que viene a formar parte de los pilares de la comunidad. Las relaciones son más abiertas, más variadas, libres, y por lo general más breves. Los compromisos así como todo aparentemente han adquirido una fecha de caducidad.
Un compromiso es una obligación adquirida, ésta puede ser en el plano laboral, escolar, familiar, conyugal. Ahora bien, ¿podemos hablar de amor sin hablar de compromiso? A decir verdad, el amor implica en sí mismo un compromiso puesto que al amar, nuestros sentimientos están comprometidos. El amor verdadero conlleva un compromiso, exige el compromiso, es decir la decisión de ambos de sostener ese amor.
Es cierto que en un mundo tan cambiante, tan caótico, en el que del futuro poco se sabe y el pasado casi que no nos sirve de mucho, comprometerse suena poco menos que descabellado. Pero el desafío, y este sí que es un desafío solo para verdaderos valientes, es poder sostener en el tiempo, más allá de las tormentas y los virajes a que nos obliguen los diferentes escollos que podamos encontrarnos, el amor sano y a salvo.
Cabe aclarar que el amor no es una decisión, no se puede decidir amar o no amar. El amor es el sentimiento que surge entre ambas personas y los lleva a unirse y desear estar juntos. Los lleva a pensarse uno al lado del otro, a proyectar juntos. La decisión consiste en poder llevar a cabo estas cosas. En poder prolongar el tiempo juntos; en permanecer uno al lado del otro, a pesar de las situaciones difíciles que toque afrontar; en poner en marcha los proyectos conjuntos. La decisión debe ser cuidar de ese amor en pareja. Entre los dos. Día a día. Eligiéndose una y otra vez el uno al otro. No puede ser uno solo quien lleve adelante esta determinación. El amor requiere del compromiso de la pareja y ésta es una condición sine qua non para poder sostener una relación.
Es común que ante las primeras desavenencias muchas parejas decidan separarse. Sin darse la oportunidad de superarlas, de crecer, de aprender juntos, de aprender del otro. Y esto lleva también a la repetición de patrones de fracasos y frustraciones, porque al no aprender, se cometen una y otra vez los mismos errores.
El compromiso que demanda el amor, es la decisión de permanecer juntos a pesar de todo. Y esto no quiere decir que se tolere la violencia o el maltrato, porque en una verdadera relación amorosa no hay lugar para ese tipo de cosas. El “a pesar de todo” implica que “a pesar de lo difícil que pueda llegar a ser, yo voy permanecer a tu lado, porque te amo”. Y este compromiso, que ambos adquieren, por supuesto que requiere esfuerzo conjunto, entrega, paciencia, confianza, entre otras muchas cosas.
Y sí… No es fácil. No suena fácil, no es fácil ponerlo en la práctica. Pero tampoco es imposible. Es una decisión compartida por los dos. Y es el desafío al que somos llamados los que aún creemos en el verdadero amor.

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