Un día duro
Estoy agotado.
Mentalmente agotado.
Me hacen falta
esas manos tuyas
que hacen magia conmigo.
Pero a estas horas,
ya debes estar dormida.
No quiero despertarte,
sin embargo, al acostarme
te volteas y te aferras a mi.
Tu rostro pegado a mi pecho,
se mueve suavemente.
Tus uñas suavemente
recorren mi espalda
estremeciéndome.
Tus labios besan
el centro de mi pecho.
Y tus manos suben a mi cuello,
mi nuca, mi cabeza, mis sienes.
Dios…
¿Acaso leíste mi mente?
El calor de tus manos me adormece.
Tu boca sigue besando mi pecho,
sube a mi hombro,
mi cuello, mis mejillas.
La comisura de mis labios.
Me pides que cierre los ojos.
Besas mis labios con delicadeza
y me das las buenas noches.
En el silencio de la alcoba
bañados con la luz de la luna
mi cansancio va desapareciendo
y, envuelto en tus brazos,
caigo en un profundo sueño
Definitivamente tú sabías
lo que yo estaba necesitando

Únete a nuestro canal en Telegram y no te pierdas nada
- El gigante egoísta por Oscar Wilde - septiembre 29, 2023
- Hijos por Jorge Debravo - septiembre 28, 2023
- La imagen Corporal - septiembre 27, 2023