Poesía: Cautiva

Poesía: Cautiva

Cautiva

Versos extraídos de
Las mil y una Noches

No se ha visto jamás un enamorado sin suspiros…
¿A quién me quejaré de la pasión que siento,
de mi pena, del dolor por la separación del amado?

Es una llama oculta entre las costillas
que no dejo trasparentar por temor del espía.
Me he transformado en una especie de astilla
por causa de la separación, del ardor y del sollozo.

¿Dónde está el ojo del amado
para que pueda ver cómo me he transformado
en un árbol esquilmado?
Me han vejado al ocultarme en un lugar
al cual no puede llegar mi amado.

Pido al sol que lleve mil saludos
desde el momento de la aurora hasta el crepúsculo.
A un amante que con su belleza
afrenta a la misma luna
cuando surge por encima de una caña.

Si la rosa imita su mejilla yo le digo:
«¡No te le pareces, pues también me perteneces!»
Su boca contiene una dulce saliva
que refresca el ardor de la llama.
¿Cómo he de consolarme de su pérdida
si él es mi corazón y mi vida,
quien me hace enfermar y desfallecer;
mi amigo y mi médico?

Únete a nuestro canal en Telegram y no te pierdas nada

Benicio
Últimas entradas de Benicio (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *