Mi respiración es algo errática.
Apenas despierto, antes de abrir los ojos mi mano se extiende hasta ti. Aterriza en tu cintura y se desliza lentamente hacia tu abdomen mientras mi cuerpo de acerca mas a ti.
Siento que me haces tanta falta.
Mi corazón late tan fuerte. ¿Puedes sentirlo? Golpea una y otra vez contra tu espalda. Mi pecho se mueve… No… Todo mi cuerpo se mueve contra ti.
Mi mano abierta, ávida de ti, te recorre despacio. Tus formas se graban una y otra vez en mis palmas. Mi aliento caliente se escabulle entre tu cabello y alcanza tu hombro. Me recargo sobre tí inclinándose hacia el colchón.
¡Dios amor! Me pregunto ¿qué pasa con el tiempo últimamente?
Mi boca se cierra sobre tu cuello, mis dientes rozan tu piel mientras mi cadera te embiste suavemente.
“Buenos días mi vida” te susurro cerca del oído. Mi pierna abraza las tuyas y te mueves contra mi cuerpo.
Aún es temprano. Este momento es nuestro. Es nuestro tesoro. Y hoy, más que nunca, quiero que sea eterno. Quiero retenerte en mis brazos.
Dime que no necesitamos hacer nada hoy.
Dime que esta tarde estaré en tus brazos cada instante…
Dime que no vas a soltarme.
Dime que voy a perderme en tus manos…

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