Mirarte a los ojos
A veces me pregunto si tienes idea de lo que me provocas.
Perdido en tu mirada, en esos instantes en que el mundo desaparece y sólo somos nosotros, me pregunto si acaso notas como se estremece mi piel con el roce de tu pecho al respirar. O cómo mi temperatura aumenta tan solo con tu mirada sobre mi.
Dios, amor… es que cuando me miras a los ojos me atraviesa el alma. Tan solo unido a ti en ese breve momento mi mente se dispara. Y no puedo evitarlo. Me posees, mi voluntad claudica ante ti. Mis manos viajan solas hacia tu cuerpo, acarician tu rostro acomodando el cabello detrás de tu oreja.
Eres tan hermosa!
Mi pulgar se desliza por tu mejilla, por tus labios… Sonríes, no dejas de mirarme, tus párpados se mueven lentamente, me seduces de una manera tan irresistible. De pronto noto que mi pulgar está rozando tus labios entreabiertos por tu sonrisa.
Tengo tantas ganas de besarte!
Mis ojos te recorren, acariciándote, mis dedos descienden por tu hombro y juguetean con tu bretel. Lo deslizo lentamente, y beso tu hombro. Bajo el bretel de tu vestido, lo suficiente como para que tu pecho quede descubierto y te miro a los ojos mientras lleno mi mano con él y lo amaso con firmeza. Tu cuerpo se mueve. Suspiras. Cierras los ojos y yo me vuelvo loco.
Me acerco a tu boca y beso tus labios. Por fin! Dios… Los rozo con la punta de mi lengua mientras mi mano aprieta tu pecho y te arqueas, haces hacia atrás tu cabeza y exhalas justo en mi boca.
Llevo mis labios a tu pecho. jugueteo suavemente y tus formas se manifiestan a través de la tela de la ropa interior. Me gusta adivinarlos de esa manera. Mi rostro se mueve entre tus pechos. Mientras mi dedo lo presiona suavemente, con círculos lo acaricio y la rigidez de tu pecho me increpa desvergonzadamente. Paso mi lengua sobre la tela varias veces humedeciendo el encaje, con la esperanza de que la huella llegue a tu piel.
Levanto la vista, tus gestos me fascinan. me incorporo, tan solo para mirarte, pero amor, es que me pierdo en tu mirada. Mi cuerpo me lleva a ti, mi cadera embiste contra ti.
En este instante en que me miro en tus ojos, amor, es que… no puedo no sentir que te adueñas de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma, todo al mismo tiempo. Todo en una mirada.
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