Te estaba extrañando…
Y entonces pensé… qué bien me vendría un beso Y aqui estoy. Acercándome a ti. Con una pícara sonrisa. Mirándote de cerca.
Y diciendo en voz baja mientras me voy acercando un poco más: ¿Qué te parece si me das un beso?
Uno de esos besos en que nos acercamos lentamente, nos miramos a los ojos y sin decir nada podemos sentirnos, sabernos, saborearnos.
Uno de esos besos que tanto me gusta darte, en que acaricio tus labios suavemente, sin dejar de mirarlos y me voy acercando a ti poco a poco percibiendo tu aliento cada vez más tibio sobre mi rostro.
Uno de esos besos que solo al tocar tus labios, la caricia se extiende por toda mi piel. Recorriéndome un estremecimiento que hace temblar mi alma.
Uno de esos besos en que mis labios entre los tuyos se acarician y se humedecen lentamente, con delicadeza, entre abriéndose un poco más con cada movimiento.
Uno de esos besos en que, mientras mi mano te acerca a mi cuerpo, tus brazos me aprietan contra ti y mi lengua tímidamente se mueve entre tus labios, invadiendo tu boca y recorriéndola rincón por rincón.
Uno de esos besos que hacen que mi cuerpo reaccione al instante, acelerando mis latidos, mi respiración, mi deseo.
¿Qué te parece amor, si me das un beso, de esos que solo tú puedes darme?
Uno de esos que me llenan de amor, de ternura, uno de esos besos que me volverían a la vida como en los cuentos de hadas.
Un beso amor… Tan simple como es un beso. Tan intenso como es nuestro beso.
Te amo preciosa
Y ella le respondió
Amor… no, no te doy un beso.
Eres el dueño de todos mis besos, los que pienso, los que siento, y los que me nace darte en este momento.
Y es curioso que te hayas acercado amor porque te pensaba, mientras terminaba con lo que tenía entre manos mi pensamiento ya estaba en ti, con sed de ti, ansiosa de acudir a ti y saciar esa sed que solo tu sabes como saciar.
Te miro, y me lleno de alegría, se me olvida todo lo demás, en ese instante donde se cruzan nuestras miradas solo estamos tu y yo. Puede ser un segundo, un minuto, no sé cuanto tiempo porque cuando estoy contigo eso es algo que se me desliza de entre los dedos y no sé dónde va a parar.
Pero ese instante, en esa mirada, donde tus ojos se cruzan con los míos, dónde el deseo de que te acerques y me beses crece en mi corazón maduro como si fuera el de una adolescente con todas las hormonas de fiesta, ese instante donde la piel de tus labios roza los míos y la caricia de tu lengua pide permiso para acomodarse en lo que le pertenece… ese instante es único, ese instante hace que todo lo demás se esfume y se diluya y el tiempo desaparezca y solo acierto a oír los latidos de mi corazón que golpean fuerte mi pecho.
Solo acierto a sentir cómo mi cuerpo tiembla, trémulo y ansioso de que dejes tu huella en él.
Una huella que se suma al recuerdo de muchas otras y que se activan y ponen todos mis sentidos en alerta.
Amor, tu y yo sabemos que un beso nunca es solo un beso. Es el inicio y el fin y vuelta a empezar. Es llenar todos mis pensamientos con tus deseos y los mios entrelazados. Es andar y desandar caminos que ambos nos sabemos de memoria pero que cada vez se sienten como nuevos y los redescubrimos y nos deleitamos en cada instante, percibiendo los matices, sintiendo la emoción y proyectándola el uno en el otro, intensificándola hasta cotas que se pierden en lo incomprensible.
¿Sabes amor?
En mis pensamientos te he dado todos los besos que pensaba que podía darte y siempre me sorprendo porque descubro, que siempre hay uno más, único, especial, solo para ti… solo para vos.
Te amo.
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