Los niños y las tomas de decisiones 

Los niños y las tomas de decisiones 

Cuando somos padres, principalmente de niños muy pequeños, es inevitable asumir una postura paternalista en pos de lograr el interés superior del niño. Lo cierto es que, desde el momento del nacimiento el niño va construyendo su psiquis en conjunto con las ya formadas mentalidades de sus padres, los padres “prestan” de alguna manera sus psiquis al niño para que éste construya la propia. 

¿Por qué deberías permitir que tu hijo pequeño  tome decisiones?

 Quizás por esto, mientras los niños son muy pequeños solemos pensar que no pueden comprender ni decidir,  sin embargo nuestro rol principal como padres, como docentes, educadores, es el de estimular la autonomía del niño y fomentar el desarrollo de su independencia, porque esta es la única forma en la que lograremos que el día de mañana ese niño se convierta en un adulto autosuficiente. 

Para lograrlo tenemos que comenzar desde pequeños a darles, entre otras cosas, el poder de decidir y enseñarles lo que implica tomar una decisión. Se puede iniciar con un juguete,  un color, una forma o un tamaño,  una comida,  etcétera.  Lo importante es que el niño sepa que él puede decidir y que sepa cómo hacerlo. 

 Es muy triste preguntarle a un niño “¿Qué vas a hacer cuando seas grande?”  y que el niño no pueda responder.  O incluso preguntarle “¿qué te gustaría hacer?”  y que el niño no sepa dar una respuesta. Estamos aquí frente a un niño que no sabe expresar o no puede expresar lo que realmente quiere. Y lo más probable es que, si no hacemos algo, el día de mañana se convierta en un adulto carente de iniciativa e incapaz de hacer lo que realmente desea.

La importancia de aprender a asumir las consecuencias

Por supuesto que nosotros podemos anticipar, la mayoría de las veces, cuáles son las decisiones que nuestros hijos van a tomar porque los conocemos, porque podemos percibirlo, en ese caso desde nuestro lugar, y por supuesto siempre apuntando a su bienestar,  podemos guiar su decisión de una manera sutil, para asegurarnos que tome la decisión correcta. 

Sin embargo,  el tomar la decisión errónea y asumir las consecuencias que esto conlleva, proporcionará al pequeño un aprendizaje multidimensional que si logramos que lo capitalice, resultará ser un importante crecimiento personal para el niño.

La importancia de aprender sobre los límites

Es claro que no todas las decisiones deben estar en manos del niño.  Es importante que sepa que hay cosas que no puede hacer, que hay límites,  y que hay que respetarlos. Deben saber y tener muy en claro que hay decisiones que solo sus padres pueden tomar por él, y que hay decisiones que por más que él las pueda tomar son sus padres quienes dan permiso (o no) para tal cosa. 

 Contrariamente a lo que creemos, los niños son capaces de entender siempre que les hablemos de una manera acorde a su edad. Por lo tanto las negativas, las sanciones,  las consecuencias de sus propias decisiones, solo pueden ser aprendidas por el niño si nosotros somos capaces de explicarlo adecuadamente. Esto también sentará las bases para que en un futuro el niño sea capaz de reflexionar sobre sus actos, sus decisiones y sus errores por sí mismo.

Aprender la diferencia entre decisión y capricho

Un niño que es capaz de decidir sobre qué ropa vestir, qué juguete prefiere para Navidad, o a dónde le gustaría ir de vacaciones, también debe ser capaz de fundamentar, de una manera acorde a su edad, las razones de su elección. Y esto es muy importante porque marca la diferencia entre una decisión y un capricho.

 Muchas de las decisiones que los niños y los adolescentes toman se basan principalmente en la pertenencia al grupo de amigos, esto, con frecuencia, suele molestar a los padres, y terminamos diciendo frases épicas, como “si Juancito salta de un puente…¿tú también saltarías?”. 

Ventajas de aprender a tomar sus propias decisiones

Ser capaces de tomar sus propias decisiones, argumentar el porqué de éstas y afrontar las consecuencias que cada una de las decisiones tomadas implica, sin lugar a dudas conducirán al niño a desarrollar una autoestima sana y sólida, así como también confianza y seguridad en sí mismo. 

Desarrollará también tolerancia a la frustración e incluso aprenderá a verla como parte del proceso, como posibilidad de crecimiento, en lugar de asumirla como fracaso. 

Por supuesto que no es fácil poner las decisiones en manos de los niños porque esto significa para los padres tener que correrse de ese camino armado, pensado y decidido  para su hijo. Habilitar la toma de decisiones para los hijos indefectiblemente conlleva manejar cierto grado de espontaneidad y esto a veces resulta complicado para algunos padres. Aún así sabemos lo importante que esto es para nuestros pequeños, para el desarrollo de una personalidad fuerte segura y capaz.

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Benicio
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