LOS AMANTES DE LA TRIBU DE BANU UDRA
extraído del libro
Las mil y una Noches
Se cuenta que entre los Banu Udra había un hombre muy agradable el cual no había vivido ni un solo día sin saber lo que era el amor. Se enamoró de una hermosa mujer de su propia tribu y le envió cartas durante varios días, pero ella le trató con dureza y se alejó de él. El amor, la pasión y el desvarío le causaron una grave enfermedad que le obligó a guardar cama a pesar de que no dormía. La gente se enteró de lo que le ocurría y todo el mundo supo de su pasión.
La enfermedad se fue agravando y sus dolores creciendo, hasta que estuvo a punto de morir. Sus familiares hablaban a los de ella para que acudiese a visitarle, pero la muchacha se negó hasta que le anunciaron que estaba a punto de morir. Entonces se enterneció y le hizo el honor de acudir a visitarle. Los ojos del enfermo, al verla, se llenaron de lágrimas y le dijo:
– ¡Por vida tuya! Si pasa junto a ti mi entierro y las parihuelas van a hombros de cuatro hombres ¿no seguirás el cortejo para saludar la tumba de un muerto depositado en la fosa? – Ella, al oír estas palabras, lloró abundantemente y dijo:
– ¡Por Dios! ¡Nunca hubiese creído que tu amor por mí hubiese llegado hasta este extremo, hasta ponerte en brazos de la muerte! Si lo hubiese sabido te habría auxiliado y me hubiese entregado a ti. – El hombre, al oír sus palabras, derramó lágrimas tan abundantes como la lluvia y dijo:
– Se ha acercado cuando la muerte se interponía entre ella y yo y ha ofrecido la unión cuando la unión ya no servía de nada. – Sufrió un estertor y murió. Ella se le echó encima para besarle y llorar. Lloró sin parar hasta que cayó desmayada a su lado.
Al volver en sí recomendó a sus familiares que la enterrasen en la misma tumba cuando muriera. Con los ojos llenos de lágrimas dijo:
– Hemos vivido sobre la faz de la tierra una vida agradable: la tribu, la familia y la patria estaban contentos con nosotros. El destino y la suerte rompieron nuestra compañía y el sudario nos ha reunido en su interior.
Al terminar los versos lloró de nuevo y siguió llorando y sollozando hasta que cayó desmayada. Permaneció así durante tres días y después murió siendo enterrada en la misma tumba del joven.
Ésta es una de las historias más maravillosas de amor.

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