La mujer bruja

La mujer bruja

La Mujer Bruja 

Este es uno de los cuentos de
Las mil y una noches.

Esta mula es mi esposa. Tuve que emprender un viaje y la dejé sola durante un año entero. De regreso, en plena noche, entré en la alcoba y vi que un esclavo negro estaba en el lecho, junto a ella, y ambos hablaban, se acariciaban, reían, se besaban y jugueteaban.

En cuanto ella me vio, se precipitó a mi encuentro con un tazón de agua, sobre el cual profirió unas palabras y, rociándome, dijo: 

Abandona tu forma de hombre y revístete de la forma de perro. En el acto quedé transformado en perro. 

Me expulsó de la casa y salí por la puerta. No cesé de vagar hasta que llegué a una carnicería, a la que me acerqué empezando a roer los huesos. Cuando el dueño de la tienda me vio, me cogió y me condujo a su casa. 

Al verme la hija del carnicero, se cubrió con el velo y exclamó dirigiéndose a su padre: 

Vienes acompañado de un hombre y entras a verme en su compañía. ¿Te parece bien?

¿Dónde está el hombre? 

Este perro ha sido embrujado por una mujer. Yo puedo desencantarle. Cuando el padre oyó estas palabras, exclamó: 

¡Te lo ruego, en nombre de Dios, hija mía! ¡Desencántalo! Tomó un tazón de agua, sobre el cual profirió unas palabras y, rociándome poco a poco, dijo: 

Deja esta forma y vuelve a tu forma primitiva. Así volví a ser un hombre. Besé su mano y le dije:

Querría que hicieras con mi mujer lo mismo que ella ha hecho conmigo. Me dio un poco de agua y dijo: 

Cuando veas que duerme, la rocías con esta agua y se transformará en el animal que quieras. La encontré durmiendo, le eché el agua y dije: 

Abandona tu forma propia y transfórmate en una mula.

En el acto apareció una mula, que es ésta.

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Benicio
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