Historias de Amor
Sansón y Dalila
Seguramente para muchos de nosotros no nos es desconocida la historia de estos personajes. Sansón era hijo de un matrimonio que no podía concebir y su advenimiento fue anunciado a sus padres por un ángel que además les informó que no debían cortarle su cabello y preservarse de la vid. De esta manera, consagrado a Dios desde su nacimiento, fue un guerrero que defendía a Israel de los filisteos que gobernaban en ese momento, poseía fuerza sobrehumana y su condición de nazir (ofrecido a Dios) lo llevó a vencer en numerosas batallas.
Los filisteos, por su parte, estaban abocados a intentar detenerlo de alguna manera, pero no lograban acercarse lo suficiente como para descubrir el secreto de su fuerza tan grande.
Al pasar por el valle de Sorec, Sansón se enamoró de Dalila. Esto no escapó de los oídos de los enemigos quienes vieron enseguida la posibilidad de acabar con ese hombre que los estaba atormentando. Se acercaron a la mujer y le pidieron que averigüe cuál era la debilidad del guerrero a efectos de vencerlo de una vez, a cambio le darían dinero.
Dalila le preguntó a Sansón cuál era el secreto de su fuerza y cómo podría llegar a ser vencido; él le respondió que si fuera atado con siete mimbres se debilitaría y sería como cualquier otro hombre. Los filisteos al conocer esto trajeron los siete mimbres y Dalila lo ató. Confiando en la debilidad de Sansón lo atacaron, pero el guerrero de Dios rompió los mimbres con suma facilidad y acabó con los enemigos.
La mujer se acercó a Sansón nuevamente, le reclamó por haberla engañado e insistió en que le revelara el secreto de su fuerza. El guerrero dijo entonces que si lo ataban con cuerdas nuevas que nunca hubieran sido usadas se debilitaría y sería como cualquier hombre. Los enemigos, al enterarse, se hicieron con las cuerdas nuevas y se las dieron a Dalila. Ella lo ató y cuando Sansón fue atacado, nuevamente él las rompió como si fueran hilos delgados y acabó con los atacantes.
Una vez más ella le reclamó el haberla engañado y le volvió a preguntar por el secreto de su fuerza y cómo podría ser vencido. La respuesta esta vez fue que trenzara mechones de su cabello con tela. Y ella lo hizo. Y volvieron a atarcarlo confiando en su debilidad. Y Sansón volvió a vencerlos.
Dalila le dijo entonces que no podía creer que él era sincero cuando le decía “te amo” porque si en verdad la amaba él debería descubrir su corazón ante ella. Tanto le presionó e insistió, que Sansón terminó inmerso en una profunda angustia; y finalmente abrió su corazón a esa mujer revelándole que por su condición de nazir no podía cortar su cabello porque éste era el símbolo de su unión con Dios. Ella sonrió satisfecha sabiendo que él finalmente le había descubierto su corazón, dio aviso a los filisteos, que se acercaron con el dinero prometido, e hizo dormir a Sansón sobre su regazo.
Los filisteos llegaron y raparon las siete trenzas de la cabeza de Sansón y lo apresaron fácilmente, pues su fuerza al fin lo había abandonado. Los enemigos le quitaron los ojos y lo llevaron lejos, donde lo encarcelaron atado con cadenas y lo convirtieron en un bufón.

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