EL OBSEQUIO DE LAS PALOMAS
Era costumbre en Handan cazar palomas para regalarlas al príncipe el día de Año Nuevo. Esto agradaba tanto al soberano que repartía valiosas recompensas. Alguien le preguntó la razón de esta costumbre.
– El día de Año Nuevo dejo las palomas en libertad para demostrar mi bondad – contestó el príncipe.
– Como sus súbditos saben que Ud. necesita palomas para liberarlas, todos se dedican a cazarlas – comentó el otro –. Y el resultado es que al cazarlas, mueren muchas. Si Ud. realmente quiere salvarlas, es mejor que prohíba su caza. Tal como están las cosas, Ud. las caza para liberarlas y su bondad no puede reparar el daño que ocasiona.
El príncipe asintió.
Lie Zi
Quizás esta fábula nos parezca algo tonta, sin embargo, es más común de lo que nos gustaría aceptar. Basta con pensar en nuestra actualidad. Cuando “la bondad” del gobernante se apoya en otorgar aquellas cosas que está obligado a garantizar, va en la misma línea que el cazar palomas libres, para luego liberarlas.
La bondad es lo que impulsa a hacer el bien al otro, (a las palomas, por ejemplo). Una buena acción, es hacer algo bueno por o para alguien (soltar las palomas, por ejemplo) Pero una buena acción no habla de la bondad de la persona. Una persona buena, no solo hará el bien a otros, sino que no permitirá que se haga daño. El príncipe sólo mostrará verdaderamente su bondad cuando prohíba la caza de las palomas.
Es tonto creer que uno es bueno porque le devuelve al otro lo que anteriormente le sustrajo.
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