Cómo salir de una relación tóxica
Anteriormente planteamos cuáles eran las características generales que presenta una relación tóxica, y enumeramos las diferentes actitudes que suelen observarse en este tipo de vínculos. en este caso vamos a partir de una certeza: nuestras relaciones tóxicas y necesitamos desintoxicarla.
Si partimos del concepto de relación tóxica como aquella que tiene actitudes que pueden resultar dañinas a nivel psicoafectivo o físico, la forma de desintoxicar la relación es ir trabajando sobre estas cuestiones para tratar de erradicarlas definitivamente del vínculo. Vamos a considerar como Punto de partida que algunas de las situaciones que se comentaron anteriormente las observamos en nuestra relación, podríamos sugerir que estaríamos en una “incipiente” relación tóxica.
Esto nos va a permitir poner en palabras lo que nos está incomodando, molestando o incluso hiriendo, y quizás ser escuchados. Por eso decimos incipiente, en el sentido en que se está construyendo un cierto nivel de toxicidad en el vínculo, y estamos a tiempo de revertirlo. Vamos entonces a plantear una serie de pasos a seguir:
Ser claros y directos.
Vamos a comunicarnos con absoluta claridad y honestidad, vamos a establecer límites y expresar nuestras necesidades y cómo nos sentimos frente a determinadas actitudes.
Mantener los canales socioafectivos siempre abiertos.
Vamos a evitar mantener ajenos a nuestra realidad a nuestras familias y amigos. conversar con personas cercanas acerca de lo que estamos viviendo en nuestra vida personal puede ayudarnos a encontrar un nuevo punto de vista, e incluso el apoyo que necesitamos para dar el siguiente paso.
Desarrollar estrategias de afrontamiento:
Las estrategias de afrontamiento son los esfuerzos que hacemos para afrontar las situaciones conflictivas, ya sean internas o ambientales que exceden los recursos propios. Vamos entonces a fortalecer nuestra autoestima, nuestra autonomía, y nuestra independencia afectiva y económica. Vamos también a apoyarnos en algún buen amigo o en nuestros seres más cercanos -fuera de la relación conflictiva en cuestión- Incluso podemos acceder a un entorno terapéutico.
Crear una zona personal privada:
No tenemos que hacer todo juntos. Por eso vamos a establecer un espacio que sea solo nuestro. Donde podamos hacer esas cosas que amamos hacer y que nos hacen sentir bien. Va a ser solo nuestro porque va a ser por fuera de la relación. Ya sea salir a hacer deporte, a leer, o con amigos que no sean compartidos, qué proporcionen la contención que dentro de la relación no se puede obtener.
Buscar apoyo profesional:
Si bien conversar con familia y amigos que sabemos que nos quieren y nos contienen es muy importante en esta situación, muchas veces se requiere la presencia de un profesional que nos guíe adecuadamente para consolidar la voluntad de cambio. A veces aparecen fuertes sentimientos de culpa al comienzo. Vamos a buscar un buen terapeuta que no solo apoye nuestros esfuerzos sino que además nos oriente profesionalmente con las mejores estrategias.
Ahora bien, si resulta que estamos en medio de una relación que desde hace años nos está resultando difícil sostener, entonces estamos en presencia de otro escenario. Desintoxicarla quizás ya no sea algo factible, principalmente porque con el tiempo las conductas se convierten en hábitos, y algunos hábitos no son fáciles de remover, por ejemplo, aquellos que nos hacen daño, porque uno los justifica desde lo racional de una manera nada saludable.
Este es el momento en el que ya tenemos la certeza de la relación tóxica, y de que no podemos cambiarla. En este caso, lo único que nos queda es salir. Quiénes están en una situación realmente complicada deben pensar que esto suena fácil de decir pero difícil de hacer y tienen toda la razón. Es muy fácil decir “ahí no es” o “tienes que salir de esa relación”. Son frases hechas que dejan de lado aspectos como la codependencia, las desigualdades económicas, los roles y vínculos sociales construidos o impuestos, el miedo.
Los cambios ya de por sí son difíciles de aceptar, cuando a esto le agregamos todo este conjunto de presiones que nos inhabilitan psíquicamente, solo considerar la idea de abandonar la relación parece imposible. por eso se sugiere diseñar un plan de salida. Con frecuencia uno en una situación límite, con un “no aguanto más” en sus labios se va dando un portazo. Esto acarrea que al regresar a la casa -por no tener las cosas debidamente organizadas- las cosas empeoren. Un plan de salida es una serie de pasos a seguir, que contemplen un cierto nivel de seguridad para que la salida de la casa y de la relación sea definitiva. Entonces vamos a procurar:
- No interrumpir el contacto con familia y amigos cercanos.
- Un lugar seguro al que ir y dónde quedarse.
- Un juego de llaves de la casa (para poder salir)
- Disponer de un vehículo o tarjeta de transporte.
- Tener un celular cargado, o en su defecto, conocer dónde se puede acceder a un teléfono público.
- Si hay niños de por medio, hay que hablar con ellos claramente para prepararlos para lo que va a suceder. (Quizás sea necesario también buscar la orientación profesional en esta área)
- En el caso de haber niños es necesario consultar con un abogado para conocer los recursos legales a los que se puede acceder
- Tener preparado un bolso pequeño con una muda de ropa y elementos de higiene.
- Si se posee un celular, es necesario asegurarse que no haya rastreadores ni localizadores
- Si hay riesgo de vida, hay que recurrir a la policía.
Para finalizar vamos a agregar que es muy importante tener presente que una vez que uno sale de esa relación, las cosas no van a ser simples. Comenzar de nuevo no es sencillo, uno se siente abordado y desbordado por inseguridades, miedos, culpas, y un sinfín de sentimientos derivados de la violencia padecida. Por eso es necesario el acompañamiento de los seres queridos, así como la asistencia terapéutica durante todo el proceso.

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