Anusirwan y la campesina
Relato extraído de
Las mil y una Noches
Se cuenta que el rey justo Cosroes Anusirwan salió cierto día de caza y persiguiendo a una gacela se alejó de su escolta. Mientras corría en pos de ella vio que estaba cerca de una aldea.
Como tenía mucha sed se dirigió hacia ella y pidió de beber en la puerta de una casa situada a lo largo de la calle. Salió a abrirle una joven. Le contempló, volvió a meterse en su casa, exprimió una caña de azúcar, mezcló su jugo con agua, lo colocó en una copa, lo espolvoreó con una especia que parecía polvo y se la ofreció a Anusirwan.
Éste miró la copa y viendo algo que parecía polvo bebió a sorbos hasta terminar. Después dijo a la adolescente:
– ¡Joven! El agua es buena, pero ¡cuánto más dulce sería si no hubieses puesto por encima ese polvillo que la amarga!
– ¡Huésped! Ese polvillo lo he puesto con intención.
– ¿Por qué lo has hecho?
– Me he dado cuenta de que tenías mucha sed y he temido que te sentase mal si lo bebías todo de un trago. Si no hubiese habido ese polvillo lo hubieras bebido de un tirón, de prisa y te habría perjudicado.
El rey justo, Anusirwan, se admiró de tan acertadas y meditadas palabras y se dio cuenta de que quien las había pronunciado era perspicaz e inteligente. Le preguntó:
– ¿Cuántas cañas has empleado para obtener esta agua?
– Una sola.
Anusirwan se admiró y pidió el registro del jarach de aquel pueblo. Vio que pagaba pocos impuestos. En su interior se resolvió aumentar los tributos en cuanto regresase a la corte diciendo: «Un pueblo en que una sola caña permite preparar tal cantidad de agua no puede pagar impuestos tan bajos». Se marchó y continuó cazando hasta el fin del día.
Después volvió al mismo pueblo, pasó solo por delante de aquella puerta y pidió agua para beber. Salió la misma joven, le miró, le reconoció, y volvió adentro para preparar el agua. Como tardaba en salir, Anusirwan le dio prisa y preguntó:
– ¿Por qué has tardado tanto? – la joven contestó:
– Porque una sola caña no ha dado la cantidad que necesitabas y he tenido que exprimir tres cañas sin obtener la cantidad que salió de la primera.
– ¿Cuál es la causa?
– La causa está en que la intención del Sultán ha cambiado.
– ¿De dónde lo sacas?
– Hemos oído decir a los sabios que cuando la intención del Sultán cambia con respecto de un pueblo, desaparece la felicidad de éste y disminuyen sus bienes.
Anusirwan rompió a reír, abandonó la resolución que había tomado y se casó inmediatamente con la joven, ya que estaba admirado de su inteligencia, de su agudeza y de su elocuencia.

Únete a nuestro canal en Telegram y no te pierdas nada
- Ulises y Cirse - noviembre 28, 2023
- CUENTO SIN U por Jorge Bucay en Cuentos para pensar - noviembre 24, 2023
- Al hijo por Jorge Luis Borges - noviembre 23, 2023