San Junípero

San Junípero

Una escapada a San Junípero

Hoy ha sido un día duro de trabajo. Es domingo pero como cada dia de la semana, todos los días del mes, todos los del año, me levanté no tan puntual, eso sí, y abordé las rutinas de cada día.

Amo mi trabajo, tengo el privilegio de hacer lo que me apasiona pero  precisamente por eso me exijo cada vez más y más y aunque lo hago con verdadera devoción y alegría, cuando termino, lo hago totalmente extenuada.

Él lo sabe. Por eso hoy quizás, sin mediar palabra, buscó una melodía en YouTube y la hizo sonar en el ambiente para mí.

Solo cierra tus ojos – me dijo, y hazte hacia atrás en tu silla. Deja que mueva mis dedos suavemente en tu cabeza ejerciendo cierta presión. Incluso en tu frente y en tus sienes, bajando por tu nuca. No abras los ojos.

Solo escucha la flauta y siente mis dedos… Te amo preciosa.

No puedo evitar dejarme llevar, abandonarme a su masaje y cerrar mis ojos y simplemente desconectarme de todo.

Sus manos son mágicas. Obran un auténtico milagro a medida que van deambulando suaves entre el cabello, mis sienes, mi nuca. La tibieza de su temperatura y la suavidad de su presión van aflojando mis tensiones a la par que la melodía se instala en cada terminación nerviosa de mi ser.

Entreabro ligeramente los ojos pero los párpados me pesan… no puedo evitarlo, tengo que cerrarlos porque mi mente ya no está aquí, toda yo, todo mi ser, no está más aquí.

Cierro los ojos y suspiro profundamente y mi conciencia desciende más y más profundo dentro de mí. La velocidad es vertiginosa, mi espíritu me abandona, cae más y más profundo… ya no tengo el control.

Los cerezos aún están en flor. Sonrío, el aroma penetra profundamente hasta golpear la amígdala de mi cerebro exaltando en mí toda la intensidad de mis emociones.  El cielo es de un color azul claro limpio, nítido, la luz de la media tarde aún se hace presente y algunos destellos dorados se cuelan coqueteando entre las ramas de los árboles.

El suelo está cubierto de pétalos y el calor de los rayos del sol se posa suave en mi piel. Es una sensación tan agradable.

Al fondo, titilan destellos de luz en el agua azul turquesa del estanque de lotos. Son tan bellos. Rosados, blancos, con sus hojas de un verde intenso. Hay también un Irupé. Qué curioso, no lo había visto antes… No sé de dónde ha salido pero me maravillo ante la belleza que desprende extendiendo sus pétalos al cielo como queriendo atrapar algo.

¿Te gusta? – Susurró él.

Me sobresalté de inmediato. No me había percatado de su presencia y mi corazón comenzó a repiquetear fuerte mi pecho como si de una marcha de samuráis se tratase. Nunca me voy a acostumbrar a esto, y eso es lo que intensifica la magia del momento, nuestro momento.

Ese momento donde me mira, lo miro, y los eones de kilómetros que nos separan desaparecen cuando hacemos posible ese encuentro.

Tenerlo cerca es derramarme en un mar de emociones. Extender mi mano y tocarlo y sentir el tacto de su ropa bajo mis dedos es una sensación totalmente explosiva para mis sentidos. Definitivamente no puedo acostumbrarme. Él lo sabe, me mira y se sonríe.

Toma mis manos y las acerca a su boca para besarlas y su aliento en mi piel provoca incendios que suben colores a mis mejillas.

No puedo hablar, solo puedo sentir, solo puedo desear.

Es un regalo que nos fue dado, un privilegio que nos fue otorgado en el cielo, aún no sé bien porqué. Quizás algún día lo descubra pero de mientras, solo puedo sentir, disfrutar su presencia, maravillarme cada vez que lo toco y sus formas se dibujan bajo mis dedos y su temperatura traspasa mi cuerpo.

Sus manos se han deslizado por mi cintura y me atrae hacia él. Puedo sentir la intensidad de emoción que surge de la suave caricia de sus dedos ascendiendo por mi espalda.

Apoyo mi cabeza sobre su pecho. ¡Oh vaya! Su corazón late casi igual de agitado que el mío y su respiración se ha vuelto desordenada. Me separo unos centímetros y alzo la mirada para encontrarme con la suya. ¡Es tan alto¡ El sol se refleja en sus cabellos que ya peinan algunas canas y brillan impolutas, frescas. Puedo percibir con absoluta nitidez todos sus aromas, todos… Por eso no necesito que hable. Sé perfectamente lo que está sintiendo.

Me atrae un poco más hacia él y se inclina para darme un beso y mientras se acerca susurra despacio – te he extrañado tanto, tenía tantas ganas de verte. Cada vez se me hace menos soportable el paso de las horas sin venir a buscarte para darte un beso. Eres tan hermosa…

Cada una de sus palabras despierta mis sentidos, toca zonas de mí que permanecían dormidas por eones a través de todas mis existencias.

Te encontré – suspiré pensando para mí. Te encontré por fin, a través de los ciclos, a través del tiempo, a través de las dimensiones, en esta encarnación, otra vez te encontré. No pienso soltarte. ¡Te amo tanto! Este es nuestro San Junípero 1 , nuestro regalo.

Cierro los ojos y el calor de su piel rozando mi rostro entreverada con el aroma de los cerezos en flor me embriaga y mis manos se aferran a su cintura, sabiendo que tienen que separarse, sabiendo que esto es solo un instante. Y mis dedos se hunden en su carne para tener la certeza quizás de que sigue siendo real, no es un sueño.

-¡Qué incrédula eres! Susurra con media sonrisa en el rostro. Le miro y veo sus ojos centellear con un brillo especial. ¿Olvidas que puedo leer tu pensamiento Lú?

Vuelve a sonreír y desliza sus dedos entre mis cabellos peinándolos a un lado, y tomando mi barbilla desliza su pulgar entre mis labios. ¡Dios cómo me gusta eso!

-Tengo que irme preciosa. No quiero irme, ¿lo sabes verdad?

Cierro los ojos asintiendo. Sigo detestando las despedidas a pesar de que siempre están revestidas de promesas, sueños cumplidos, reencuentros y pasiones escondidas.

-Tranquila mi amor, volveré antes de que te hayas dado cuenta de que me he ido. Te lo prometo. Nada hay humano o sobre humano que pueda apartarme de ti; te amo con todo mi corazón, no lo olvides.

Suspiré profundamente y mientras lo miro a los ojos me aparto… Algo tira de mí, y a medida que voy ascendiendo los cerezos quedan a lo lejos y ese color rosado salpicado de destellos dorados se pierde en el horizonte que se va tiñendo de azulados y turquesas que se entremezclan como si fueran colores que bailan dentro de un líquido viscoso.

La melodía volvió a hacerse más presente en la estancia. Tomé aire y abrí los ojos y frente a mí, ahí estaba su email:

« En todo caso, descansa amor. Por unos minutos deja esta melodía.

Wu Ji (无羁) – The Untamed (陈情令)

Solo cierra tus ojos, y hazte hacia atrás en tu silla. Deja que mueva mis dedos suavemente en tu cabeza ejerciendo cierta presión. Incluso en tu frente y en tus sienes, bajando por tu nuca. No abras los ojos. 

Solo escucha la flauta y siente mis dedos… 

Te amo preciosa »

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Luna
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  1. Cap.4 SAN JUNIPERO – TEMPORADA 3

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