Poesías de amor – La bailarina de cristal

Poesías de amor – La bailarina de cristal

La bailarina de cristal

Triste asoma el ruiseñor a su ventana,
Mirada cansada y mas aún su alma.
Tristeza amarga que apaga su canto
Ahogado en lo profundo de su garganta.

Atraído por la tenue luz que asoma
a través de los cristales, en el marco se posa,
y contempla agazapado en la semioscuridad
de la noche, la fuente de luz incipiente.

Ella, percibe su presencia y de su tristeza
queda prendada. En sus ojos, lee la amargura
que oculta su alma y con gran sutileza
decide con su amor cautivarla.

Cada noche se alza el telón
decaen las luces, y solo una
ilumina a la pequeña bailarina
de cristal.
Las notas de la hermosa melodía
se suceden una tras otra y
mientras tanto ella se balancea
con delicadeza y armonía.

Con cada giro el ruiseñor entona un trino,
y ella feliz continua con la danza.
Con la gracia de un cisne que avanza
armonioso por el agua, la bailarina de cristal
flota mágicamente por los trinos del ruiseñor animada.

Cada noche se repite la escena mágica.
Y cada vez, los trinos del ruiseñor
entonan una bonita melodía de amor.
Cada noche, la bailarina representa su danza.

¡Pobre bailarina de cristal del ruiseñor enamorada!
Arropada por los rayos de luna, que esta noche
brillan de manera especial, renace la danza…
hasta las estrellas espectadoras de excepción,
quedan de la gracia de la bailarina prendadas…

y el ruiseñor ante a belleza del espectáculo
cree recordar sentimientos del pasado…
giros, trinos y piruetas se van desgranando…
El ruiseñor alza enamorado de su pasado su canto
Un canto como jamás de su garganta había sonado.

¡Pobre bailarina de cristal del ruiseñor enamorada!
En un acto de amor infinito
alzó al aire el más hermoso de sus giros;
la luna sonreía, las estrellas aplaudían…
Y el ruiseñor, entonó el más alto de sus trinos.

Tan alto y tan hermoso sonó ese canto de amor,
con tanta fuerza le salió del corazón
que con el poder de un rayo a la bailarina de cristal atravesó,
Y en mil pedazos la fragilidad de su cristal se quebró.

El ruiseñor, maravillado ante el hermoso espectáculo de luces,
destellos y mágicos brillos que emanaban de cada pedazo,
de energía se renovó, y viendo que en el suelo
solo quedaban de polvo de diamante restos,
alzó majestuoso su vuelo y raudo se perdió en el firmamento.

Luna – Jueves 26/04/2001
Poemario de Jardín en la Niebla.

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