Sobre el perdón y su relevancia en la salud
El perdón es una acción que implica dejar pasar una ofensa. Para la RAE perdón significa: “Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. Es decir, que uno perdona, o es perdonado, cuando la ofensa en cuestión es desestimada. Esto no implica que la ofensa sea justificada. Perdonar no justifica el hecho acaecido, no lo elimina. Simplemente al desestimarlo se le quita el valor que es ofensa tenía.
Ahora bien, ¿de qué manera perdonar o ser perdonados puede afectar positivamente nuestra vida psíquica y nuestra salud?
Desde las religiones, la mayoría de ellas plantea el perdón como una conducta divina, como un mandamiento. Sin embargo, independientemente de la religión, de que seamos o no practicantes, de nuestros principios, nuestra moral, nuestra ética, cuando somos ofendidos es cuando nos damos cuenta de lo difícil que resulta perdonar.
5 pasos para aprender a perdonar
El Dr. Everett Worthington ha estudiado el perdón como una ciencia y ha desarrollado un proceso al que llamó REACH conformado por 5 pasos a seguir para poder perdonar:
R = Recordar el dolor.
E = Empatizar con quien nos ha ofendido.
A = Regalo altruista.
C = Compromiso.
H = Aférrate al perdón .
Worthington plantea que al recordar el dolor debemos tomar la decisión de perdonar, de no buscar venganza, empatizando con la otra persona de manera tal que podamos entender por qué la otra persona nos ha hecho daño. Esto también nos lleva a lo que él llama el regalo altruista, que se trata simplemente de perdonar desinteresadamente. Lo que también requiere un compromiso, el de sostener este perdón en el tiempo, porque naturalmente podemos tener ciertas tendencias a sentir que no hemos perdonado del todo, para ello recomienda escribirlo en una nota, que nos permita finalmente aferrarnos a ese perdón.
¿Por qué es importante perdonar?
Algunos proponen que hay diversos tipos de perdón, por ejemplo, perdón total cuando uno perdona y olvida; perdón parcial cuando uno perdona pero la relación no puede recomponerse; perdón incondicional es decir que uno perdona sin condiciones, o por el contrario donde el perdón requiere ciertas condiciones, ciertos cambios de conductas en el otro. Pero más allá de todo esto, la realidad es que el perdón aligera la carga emocional, puesto que libera al psiquismo y al cuerpo de emociones negativas cómo podría ser el resentimiento, la ira, la tristeza. Por eso cuando uno perdona sinceramente a la otra persona, aún si la relación que existía previa la ofensa no puede volver a ser lo que era, uno se siente más aliviado.
Por otro lado, cuando somos nosotros los que hemos cometido algún error o hemos incurrido en alguna acción que dañó a alguien más, somos nosotros los que cargamos con la necesidad de recibir el perdón del otro. En estos casos también se percibe un poderoso sentimiento de culpa y aquí el perdón que entra en juego no solo es el que viene de la persona a la que ofendimos, sino también el perdón a nosotros mismos, y suele ser mucho más difícil perdonarnos a nosotros mismos que perdonar a otro.
Es importante aprender a pedir perdon
Es muy importante saber pedir perdón y hacerlo sinceramente, desde nuestro propio dolor, desde nuestra vergüenza, desde nuestro remordimiento, acercarnos a quien hemos herido y pedir perdón puede aligerar nuestra carga y también la de la otra persona.
Por supuesto que pedir perdón y perdonar no va a eliminar la ofensa, pero en ambos casos sirve para que la salud física y mental no se vean afectadas o por lo menos puedan recuperarse lo antes posible.
Actualmente en Buenos Aires se está llevando a cabo el juicio a ocho muchachos que asesinaron a golpes a un joven a la salida de un boliche. Una de las cosas que más se resaltan en toda esta situación tan desgarradora, es que ni los ocho imputados ni sus padres han pedido perdón a los padres de la víctima. Esta ausencia de pedido de perdón parece dejar en la gente la sensación de que no hay remordimiento por lo que pasó. Entonces podemos pensar que en el acto de pedir perdón uno reconoce que hizo algo mal y que se siente mal por haberlo hecho y que esto de alguna manera puede promover en el otro la construcción de una empatía que, de otra manera, tal vez sería imposible, facilitando así por parte del otro el poder perdonar.
No es fácil pero es lo mejor
Como bien sabemos no es fácil. Pero siempre es lo mejor. Vivir inmersos en sentimientos de hostilidad, venganza, revanchismos, no hace más que afectar nuestra salud física y mental. Y nos perjudica más a nosotros mismos que a la persona que nos ha ofendido. Definitivamente perdonar libera. Libera de emociones pesadas y perjudiciales para nosotros, libera del recuerdo de esas situaciones dolorosas y dañinas. Perdonar nos ayuda a seguir adelante. Por esto, asociar el perdón con la cobardía o la debilidad es algo tan erróneo. Hay que ser muy fuerte y muy valiente para perdonar, y seguir.
Para finalizar mencionaremos que perdonar implica dos trabajos sumamente importantes, uno racional y uno emocional. El racional es la decisión de perdonar, uno debe decidir perdonar el daño. El emocional es generar el cambio necesario en las emociones, para que tal decisión pueda ser llevada a cabo. Por ello es imprescindible aprender desde edades tempranas a regular nuestras emociones, ya que éstas son las que determinan nuestros vínculos con los demás, con nosotros y con la vida.

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